Desde que comienza el proceso de socialización recibimos estímulos que nos van formando como persona, construyendo nuestra cultura, y desarrollando a su vez nuestros valores y emociones.
De esta manera vamos incorporando destrezas, habilidades y normas de conductas “deseables” para la sociedad en la cual vivimos.
A partir de los 2 años los niños y las niñas se hacen conscientes de su identidad al mismo tiempo que adquieren estereotipos de género.
La literatura forma un papel fundamental, dado que nos acompañará toda la infancia e incluso toda la vida, un recurso que además de facilitar un aprendizaje motivador, favorecerá esquemas sociales más justos y libres.
Como adultos y educadores tenemos la responsabilidad de elegir historias diferentes, rompiendo justamente estereotipos de género, historias inclusivas y cercanas, ya que esto les permitirá comprenderse mejor a sí mismos y a los demás con una visión más tolerante.
«Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias».
Eduardo Galeano
Una vez más es importante y fundamental favorecer modelos sociales justos, plurales y libres de prejuicios. Como familias debemos fomentar el diálogo a través de debates, con una actitud crítica, no sólo para inspirar a cambiar el mundo, sino para pasar a la acción.
Algunos ejemplos de cuentos que educan en la igualdad son:
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